Michelle y Andrés

La caricatura es entendida como una expresión artística en donde se exageran y se agrandan los rasgos físicos de una persona con un fin humorístico. La caricatura política hace alusión a determinadas situaciones, instituciones o personajes, en donde se puede evidenciar una opinión implícita y se quiere dar a conocer un hecho importante.

A partir de 1808, se empezó a catalogar como un arma que ayudaría a derrocar gobiernos. El mayor representante, además de ser uno de los creadores de la caricatura, fue Honoré Daumier, quien realizaba críticas fuertes al rey Luis Felipe de Francia. Incluso estuvo preso por una de sus representaciones gráficas.

Caricaturistas no aceptaban el decreto sobre la censura en el gobierno de Rojas Pinilla

En el contexto colombiano, durante el siglo XIX, la caricatura se utilizó como herramienta para hacer que la población comprendiera en mayor medida el conflicto generado por las guerras civiles, ya que muchos no habían aprendido a leer y a escribir. Por lo tanto el humor grafico, circulaba únicamente en las clases pertenecientes a la élite. Como efecto de esto, las caricaturas empezaron a aparecer en los cabezotes de los periódicos de la época.

Una de las caricaturas más representativas de la guerra civil, era un grabado en madera, en donde el personaje era el presidente José Hilario López, quien aparecía armado con una lanza, dos pistolas, una bayoneta, una daga y vestido con uniforme. Tenía orejas de burro y aparecía delante de unos vasos y una botella de licor que estaba llena hasta la mitad. Lo que se quería expresar con esta ilustración era la estupidez y borracheras del presidente. El autor de esta obra es desconocido hasta la fecha. Antiguamente las caricaturas eran anónimas.

La poca presencia de la caricatura, también se debía a la falta de desarrollo tecnológico tipográfico que tenía que ver con la evolución de la imprenta, que ya en otros países estaba teniendo gran auge. Se utilizaba la técnica de grabado, pero muy pocos dominaban este arte. Las primeras ilustraciones que se realizaban hacían alusión al concepto de zoomorfismo, que consiste en darle características animales a los personajes que están siendo retratados. Los caricaturistas de ese entonces no firmaban sus obras, así que no era posible ejecutar acusaciones directas.

Betto guarda entre sus pertenencias un retaso de papel que habla
sobre la libertad que tiene de publicar en el espectado

Hacia el año de 1845 se empieza a hacer visible la censura y la represión en la libertad de expresión. La primera víctima fue Alberto Urdaneta, quien le dio un nuevo aire a la caricatura al traer de Europa una técnica denominada ‘retratos cargados’. El periódico para el que Urdaneta trabajaba en ese tiempo, también fue clausurado por el gobierno, así que se vio en la obligación de salir del país.

En el año 1888 el gobierno consagró la ley 61 conocida también como ‘Ley de los Caballos’, en donde se establecía que iban a clausurar los periódicos en donde se expresaran opiniones en contra del gobierno. El director del periódico El Zancudo, Alfredo Greñas, fue perseguido bajo esta ley por criticar a esta institución. La persecución inicio porque realizó una ilustración en donde alteraba el escudo del país, el cual es un símbolo intocable, así que fue llevado a prisión por irrespeto a la patria y posteriormente lo exiliaron en Costa Rica.

Años después y bajo la dictadura de Rojas Pinilla (1953-1957) se firmó un decreto en donde se establecían términos específicos para la censura. En resumen estaba consagrado que las personas que redactaran o difundieran publicaciones en cualquier medio, en donde se evidenciara burla o irrespeto a las instituciones, serían sancionadas con dos años privados de la libertad. Esto trajo como consecuencia que disminuyera notablemente el número de publicaciones de caricatura política en el país.

Algunos caricaturistas modernos expresan que no existe ningún tipo de represión porque existen políticas respecto a esto en los periódicos donde publican su contenido. Por ejemplo, en uno de los diarios más importantes del país, como lo es El Espectador, está establecida la política de no intervenir en el contenido de ningún caricaturista o columnista así vaya en contra de la política editorial.

Pero según expresan otros caricaturistas la problemática de la censura y de la libertad de expresión es algo que actualmente seguimos notando. ‘’Muy pocas veces me han censurado, pero me han censurado, y me siguen censurando”, afirma Consuelo Lago, una de las caricaturistas más importantes del país y creadora de La Negra Nieves.

La censura es un tema por el cual se ha luchado por varios años, y aunque evidentemente son menores los casos de represión, aún existen temas sobre los cuales no se puede opinar con total libertad y en caso de que alguien lo haga, podría ocasionar una secuencia de represalias. Todo lo anterior teniendo en cuenta, que muchas veces la información se maneja de acuerdo a intereses de los gobernantes.

Bacteria considerado un caricaturista que no tenia barreras al hablar.

Al inicio del siglo XXI la mayoría de caricaturistas colombianos trabajaban sobre el tema político. Los artistas basan sus ilustraciones en la información brindada por los diferentes medios, en donde extraen datos que van a utilizar en su reflexión o crítica. Las primeras denuncias que eran plasmadas tenían que ver con la corrupción del congreso, pero estas causaron protesta e incluso se pidió rectificación sobre algunos mensajes que quisieron dar a conocer los caricaturistas.

La falta de aceptación hacia la caricatura es un fenómeno que se ha evidenciado a lo largo de la historia y en distintas partes del mundo. Esto se debe a que muchos de los temas que ellos retratan, son considerados intocables porque según los críticos, atentan contra instituciones, grupos y minorías de la sociedad. Ha sido tan alto el nivel de rechazo y falta de tolerancia, que muchos caricaturistas han sido amenazados. Por lo tanto, muchos artistas realizaron caricaturas en contra de la libertad de prensa.